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jueves, 24 de octubre de 2013

El reclamo de los siameses


Hace mucho tiempo, unos cinco mil años, en la llanura de Valencia estaban asentados una pequeña comunidad de cazadores y recolectores. Por desgracia, en reiteradas ocasiones la sequia y la falta de alimento les visitó, cosa que acabó mermando con el paso de los años la moral y el físico de todos sus miembros. En consecuencia, la mayoría de la relaciones sociales se fueron agriando, comenzaron a proliferar los conflictos y el buen ambiente que en su día hubo en la aldea ya solo era una mero recuerdo.

En el pueblo  había un gran número de siameses, todos ellos unidos por la cabeza. Si ya era duro en el contexto de crisis de la aldea aguantar al vecino, imagínense la dificultad de aguantar todos los días a la misma persona  teniéndola pegada .  Fue entonces cuando, una siamesa harta de su situación y deseosa de gozar de una mínima autonomía, se dirigió al  padre chamán del poblado para presentarle sus quejas y sus revolucionarias ideas para atajar lo que para ella era un problema, su unión con su hermano.  A esta chica le llamaban la Tronada, por sus espontaneas iluminaciones y genialidades.


- …Padre ya no aguanto más al lado de mi hermano. Quiero que usted intente separarnos, y ya sé que es peligroso, pero prefiero morir en el intento a tener que sufrir esta situación toda mi vida. Mi derecho a decidir sobre mi cuerpo, ¡no lo comparto con nadie!
- Así sea, hermana- el chamán , levantó la cara un instante de su smartphone, y con una leve inclinación de la cabeza despidió a la plebeya.


Los siameses yacían en el suelo totalmente adormecidos por los efectos de las hierbas medicinales que el chamán les había hecho fumar. Este, cuidadosamente separaba poco a poco con una piedra los cráneos de los hermanos.  Tras cuatro horas de intenso trabajo por fin quedaron separados. El hermano se despertó aturdido un par de horas después de finalizada la operación, la hermana “ Tronada”, prefirió en una clara muestra de espontanea genialidad  no volver a levantarse .

El parcial éxito de la operación ilusionó enormemente a gran parte del poblado, sobretodo a los siameses, que como locos se presenciaron en la tienda del chamán exigiendo sus servicios a la voz de “Nuestro derecho a decidir sobre nuestro cuerpo no lo compartimos con nadie”. A pesar del promedio de una muerte por operación, el fenómeno de separación de siameses fue un rotundo éxito.  

Con el paso del tiempo, a medida que se sucedían los años de hambre y sequía, los padres de niños siameses viendo lo difícil que ya  era mantener a un hijo, escudándose en la imposibilidad de cuidar a dos, comenzaron a reclamar los servicios del chamán, ahora más conocido por el pseudónimo de London. “Sobre nuestra descendencia siamesa decidimos”, esta vez este era el lema. A diferencia de antes, los siameses ya no elegían por sí solos.

Sorprendentemente, nadie sabe muy bien por qué,  se dejó de tener noticias de la existencia del poblado poco tiempo después de estos hechos. La teoría más apoyada acerca de este fenómeno, habla de que el chamán, no solo hizo servicios siamésicos, sino que debido a la demanda del pueblo, empezó a a hacerlo con ancianos,  después con deformes, y por último con cualquiera que le exigieran sus conciudadanos. Parece que debido a esto, el poblado se extinguió. Sólo se conserva de él, el Smartphone del chamán, ¡y dato curioso!, su última búsqueda en pedrolo-google era : “significado de dignidad humana”.

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